Quienes
gobiernan están demasiado acostumbrados, tal vez, a desdeñar a los hombres. Los
consideran esclavos doblegados por la naturaleza, cuando en realidad solo es
cosa de la costumbre. Si los obligáis a cargar con un nuevo peso, cuidad que no
se yergan con furor. No olvidéis que la palanca del poder no tiene otro apoyo
que la opinión, que la fuerza de los que gobiernan radica en la fuerza de los que
se dejan gobernar. No aconsejéis que los pueblos distraídos por el trabajo, o
adormecidos por sus cadenas, alcen los ojos hacia verdades demasiado temibles
para vosotros; y, cuando obedezcan, no les recordéis que tienen derecho a
exigir. Una vez que se despierten, una vez que adviertan que no están hechos
para sus dirigentes, sino que sus dirigentes están hechos para ellos, una vez
que se acerquen, se escuchen y pronuncien de forma unánime: “No queremos esta
ley; este uso nos disgusta”, entonces ya no habrá nada que hacer, será
inevitable ceder o castigarlos, ser débiles o tiranos, y vuestra autoridad, que
a partir de entonces será detestada o despreciada, tome la opción que tome, ya
solo podrá esperar de los pueblos la insolencia manifiesta o el odio soterrado.
Denis Diderot
1747
Muy oportuno traer a debate este discurso que Diderot hizo hace tantos años. Si no tenemos en cuenta la historia, estamos abocados a cometer los mismos errores, Podemos es la nueva esperanza que tiene en cuenta la experiencia histórica.
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