jueves, 31 de diciembre de 2015

SANTIAGO ALBA RICO. JANO, PODEMOS Y MANOLO MONEREO.


Enero es el mes de Jano, el dios romano que miraba al mismo tiempo hacia atrás y hacia delante, la doble puerta que unía el pasado y el futuro. Si consideramos el 20D un umbral jánico y miramos hacia atrás, es difícil exagerar las transformaciones experimentadas en España desde que hace dos eneros se presentó en Madrid la iniciativa que hoy llamamos Podemos. El intenso, sinuoso y a veces errático camino que ha llevado hasta esos 69 diputados ha dejado ya en nuestro país al menos tres cambios decisivos.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

SANTIAGO ALBA RICO. CULTURA Y NIHILISMO.



Ningún sistema injusto funciona, ningún infierno se mantiene en pie, ningún campo de concentración enciende sus hornos, ningún Parque Temático global puede seguir haciendo girar sus atracciones sin la corrupción estética de una buena parte de los condenados. Añado, para evitar cualquier equívoco, que el modelo swedemborgiano identifica "libertad" y "condena" y que, por lo tanto, allí donde no hay libertad no hay condenados sino "víctimas"; y añado también que la mayor parte de los condenados están hoy en las llamadas sociedades "libres" capitalistas mientras que la mayor parte de las víctimas lo están en el resto del mundo; y añado además que la mayor parte de las víctimas lo son, en realidad, no de las bombas o de los ejércitos imperialistas (que también), sino de la corrupción estética de los condenados libres. Es decir, nos guste o no, de nuestra corrupción estética.

jueves, 10 de diciembre de 2015

ARTURO SERRANO PLAJA. LOS DESTERRADOS.1937



LOS DESTERRADOS


    Con mis ojos los he visto:
desterrados, miserables,
vagando por los caminos,
campesinos andaluces;
hombres, mujeres y niños,
caminan, yo no sé adónde;
caminan, y van perdidos.

   Con mis ojos los he visto:
al pie de las carreteras,
que hacia Córdoba son ríos
de bestias y muchedumbres,
buscando entre los olivos,
si no refugio, la sombra;
si no paz, siquiera el olvido.
Con mis ojos los he visto:
de la más terrible ofensa
que en España se ha vivido
son testimonio sangriento
sus pasos de perseguidos,
sus pies hinchados, su voz,
que suena como a vacío
relatando los horrores
que en su pueblo han cometido
los fascistas y los moros,
los bárbaros señoritos
que a su pueblo, en bajo precio,
al extranjero han vendido,
como en otro tiempo hicieran
con el Cristo redivivo.

   Los he visto con mis ojos
destrozados, no vencidos
en el desigual combate
que con moros han tenido;
emigrantes en su patria,
del fascio son buen testigo;
las mujeres de Baena
que no tienen ya marido,
los hijos de aquellos padres
que en El Carpio han perecido,
y en Villafranca, Posadas,
Pedro Abad, Lora del Río,
luchando con escopetas
contra fusiles sombríos;
que emigran por los caminos,
porque todo le han robado
los fascistas enemigos;
largas filas de mujeres,
hombres ancianos y niños,
los he visto con mis ojos:
por los campos van, perdidos.

   Pero les queda coraje
para pedir a otros hijos
de otros padres de otros pueblos
justicia para enemigos;
pero queda en sus gargantas
un mensaje malherido,
un grito de los que han muerto
luchando contra el fascismo:
¡Guerra a muerte, puño en alto;
venganza de nuestros hijos,
justicia seca queremos
para el fascismo asesino!

   Justicia seca pidiendo,
con mis ojos los he visto.


Romancero General de la Guerra Española

CASIANO Y ALBERTO, DOS COMPAÑEROS


sábado, 21 de noviembre de 2015

OLGA RODRÍGUEZ. CÓMO SURGE EL ISIS Y EL PASO AL FRENTE DE FRANCIA

El general francés Gouraud desfilando por las calles de Alepo en 1920

La Cruz sobre la Media Luna

En Siria Francia ejerció su mandato imponiendo sus intereses, violando la independencia que el rey Faisal I había declarado en 1920 y declarando Siria como su “colonia”.
El oficial francés Goraud comandó sus tropas hasta Damasco, ocupó la ciudad y aplastó una revuelta popular contra el mandato de París, en la batalla de Maysalum. Tras ello, Goraud se dirigió a la tumba de Saladino, la pateó y, según se le atribuye hasta hoy, dijo:
“Despierta, Saladino. Hemos regresado. Mi presencia aquí consagra la victoria de la Cruz sobre la Media Luna”.
A pesar de la represión francesa, en los siguientes años se sucedieron varias revueltas en Siria y Líbano en contra de la dominación extranjera. Es importante tener en cuenta cómo esta lleva siendo percibida desde hace décadas. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

SANTIAGO ALBA RICO. PARÍS, MÁS ALLÁ DEL DOLOR


Cualquiera que sea el balance final del brutal atentado de ayer en París, y más allá del dolor y la solidaridad, deberíamos tratar de mantener la cabeza fría a la hora de abordar una explosión de barbarie que no es nueva y que, por desgracia, podría repetirse. El efecto inmediato de la violencia extrema es la de borrar todo aprendizaje anterior e imponer respuestas calculadamente emocionales que se ajustan al lógico estado de shock de las víctimas, pero que, tras una momentánea comunión redentora, nos dejan más inermes frente al terrorismo y más sumisos frente a las medidas tomadas contra él.

lunes, 9 de noviembre de 2015

CÉSAR RENDUELES. CAPITALISMO CANALLA

   


   Muchos políticos y científicos sociales intentan convencernos
de que la sociedad de mercado es la consumación de un impulso humano universal: los niños intercambian canicas, los trobriandeses, conchas, y hoy se negocian derivados financieros y derechos globales de emisión de gases de efecto invernadero. Es difícil exagerar hasta qué punto esta supuesta continuidad es engañosa. Casi todas las sociedades han conocido el comercio, sí, pero sólo
como una realidad marginal con un peso muy limitado en su vida en común. El mercado era un lugar concreto —la plaza del mercado— al que se acudía unos días concretos —los de mercado— a intercambiar unos pocos bienes.
   En realidad, vivimos en una civilización única en la historia. Por primera vez una inmensa cantidad de personas basamos nuestro sustento material y nuestra organización social en la práctica generalizada de tratar de obtener ventaja de los demás. No en los estadios, sino en los mercados de trabajo, inmobiliarios, de alimentos, de transporte, culturales, energéticos... Cada mañana, al salir de casa, nos enfrentamos a personas a las que tratamos de
vencer en una sucesión sin fin de desafíos comerciales: venda caro, compre barato. La historia de la modernidad es, en primer lugar, la crónica de la subordinación de toda nuestra vida social a las relaciones comerciales. No fue un proceso automático o inesperado, sino el resultado de luchas políticas desesperadas y aún en curso.

jueves, 16 de julio de 2015

FREDRIC JAMESON. CULTURA Y CAPITAL FINANCIERO

Efrén Álvarez. Bolsa


El problema del capital financiero. Es indudable que pululó en nuestra mente en la forma de vagas perplejidades, curiosidades que nunca permanecieron lo suficiente para convertirse en verdaderas preguntas: ¿por qué el monetarismo? ¿Por qué las inversiones y la bolsa suscitan más atención que una producción industrial que, de todas formas, parece a punto de desaparecer? ¿Cómo se pueden tener ganancias sin una producción previa? ¿De dónde proviene todo este exceso de especu-lación? ¿Tiene algo que ver la nueva forma de la ciudad (incluida la arquitectura posmodema) con una mutación en la dinámica misma de los valores de la tierra (renta del suelo)? ¿Por qué la especulación con la tierra y la bolsa de valores llegan al primer plano como sectores dominantes en las sociedades avanzadas, donde "avanzadas" ciertamente tiene algo que ver con la tecnología pero presuntamente debería tenerlo igualmente con la producción? Todas estas insistentes preguntas fueron también secretas dudas, tanto sobre el modelo marxista de producción como sobre el viraje de la historia en los años ochenta, estimulado por los recortes impositivos de Reagan y Thatcher. Parecía que volvíamos a la forma más fundamental de lucha de clases, una forma tan básica que acarreó el fin de todas las sutilezas marxistas occidentales y teóricas que había originado la Guerra Fría.
   En efecto, durante el largo período de ésta y del marxismo occidental -un período cuyo origen hay que fijar verdaderamente en 1917-, fue necesario desarrollar un complejo análisis de la ideología a fin de desenmascarar la persistente sustitución de dimensiones inconmensurables, la presentación de argumentos políticos en vez de económicos, la apelación a presuntas tradiciones -libertad y democracia, Dios, maniqueísmo, los valores de Occidente y de la herencia judeo-cristiana o rornano-cristiana- como respuestas a nuevos e impredecibles experimentos sociales; para dar cabida, así mismo, a las nuevas concepciones sobre el trabajo de lo inconsciente descubierto por Freud y presumiblemente también en funcionamiento en la estratificación de la ideología social.
   En aquellos días, la teoría de la ideología constituía la mejor ratonera: y cualquier teórico que se respetara sentía la obligación de inventar una nueva, para suscitar efímeras aclamaciones y atraer momentáneamente una horda de espectadores curiosos siempre dispuestos a pasar al siguiente modelo al primer aviso, aun cuando ese modelo significara reformar el nombre mismo de ideología y sustituirlo por epísteme, metafísica, prácticas o lo que fuera.
   Pero hoy muchas de estas complejidades parecen haber desaparecido y, enfrentados con las utopías de Reagan-Kemp y Thatcher que prometen inmensas inversiones e incrementos de la producción, basados en la desregulación y la privatización, y la apertura obligatoria de los mercados en todas partes, los problemas del análisis ideológico parecen enormemente simplificados y las ideologías mismas mucho más transparentes. Ahora que, tras los pasos de grandes pensadores como Hayek, se ha hecho habitual identificar libertad política con libertad de mercado, las motivaciones subyacentes a la ideología ya no parecen requerir una elaborada maquinaria de decodificación y reinterpretación hermenéutica; y el hilo conductor de toda la política contemporánea parece mucho más fácil de captar: a saber, que los ricos quieren que bajen sus impuestos. Esto significa que un anterior marxismo vulgar puede ser nuevamente más pertinente para nuestra situación que los modelos más recientes; pero también plantea problemas más objetivos sobre el dinero mismo que habían parecido menos relevantes durante la Guerra Fría.
   Los ricos, sin duda, hacían algo con todos estos nuevos ingresos que ya no era necesario gastar en servicios sociales: pero al parecer no los destinaron a nuevas fábricas, sino más bien a la inversión en la bolsa. De allí una segunda perplejidad. Los soviéticos solían bromear con el milagro de su sistema, cuyo edificio sólo parecía comparable a esas casas que mantienen de pie multitudes de termitas que comen a sus anchas dentro de ellas. Pero algunos de nosotros habíamos sentido lo mismo con respecto a los Estados Unidos: luego de la desaparición (o brutal achicamiento) de la industria pesada, lo único que parecía mantener el país en marcha (además de sus prodigiosas industrias de la comida y el entretenimiento) era la bolsa. ¿Cómo era posible, y de dónde venía el dinero? Y si éste se apoyaba en una base tan frágil, ¿por qué, antes que nada, importaba tanto la "responsabilidad fiscal", y en qué se fundaba la lógica misma del monetarismo?
   No obstante, la tradición no dio mucho aliento o pábulo teórico a la naciente sospecha de que estábamos en un nuevo período de capitalismo financiero. Un viejo libro, El capital financiero (1910), de Hilferding, parecía dar una respuesta histórica a una cuestión económica y estructural: las técnicas de los grandes trusts alemanes del período previo a la Primera Guerra Mundial, sus relaciones con los bancos y, finalmente, el Flottenbau, etcétera; la respuesta parecía encontrarse en el concepto de monopolio, y Lenin se adueñó de él en este sentido en su panfleto de 1916, El imperialismo, fase superior del capitalismo, que también parecía suprimir el capital financiero al cambiarle el nombre y trasladarlo a las relaciones de poder y la competencia entre los grandes estados capitalistas. Pero estas "fases superiores" están hoy muy atrás en nuestro pasado; el imperialismo se ha ido, reemplazado por el neocolonialismo y la globalización; los grandes centros financieros internacionales no parecen (todavía) el lugar de una feroz competencia entre las naciones del Primer Mundo capitalista, pese a algunas quejas sobre el Bundesbank y sus políticas de intereses; entretanto, la Alemania imperial ha sido reemplazada por una República Federal que puede o no ser más poderosa que su predecesora pero hoy es parte de una Europa presuntamente unida. De modo que, al parecer, estas descripciones históricas no nos sirven de mucho; y en este aspecto lo teleológico ("fase superior") sí parece merecer plenamente todo el oprobio que cayó sobre él en años recientes.
   Pero donde el economista sólo podía darnos una historia empírica, quedó a cargo de una narrativa histórica brindarnos la teoría estructural y económica necesaria para resolver este acertijo: el capital financiero tiene que ser algo así como una etapa, en el aspecto en que se distingue de otros momentos del desarrollo del capitalismo. La luminosa intuición de Arrighi fue que no es necesario que este tipo peculiar de telos consista en una línea recta, sino que bien puede organizarse en una espiral (una figura que también evita las alusiones míticas de las diversas visiones cíclicas).
   Es una imagen que une varias exigencias tradicionales: el movimiento del capitalismo debe verse como discontinuo pero expansivo. Con cada crisis, sufre una mutación para pasar a una esfera más amplia de actividad y un campo más vasto de penetración, control, inversión y transformación: esta doctrina, sostenida con mucho vigor por Ernest Mandel en su gran libro Late Capitalism, tiene el mérito de explicar la elasticidad del capitalismo, que el propio Marx ya había postulado en los Grundrisse (pero que es menos evidente en El capital) y que repetidas veces trastornó los pronósticos de la izquierda (inmediatamente después de las dos guerras mundiales y de nuevo en las décadas del ochenta y del noventa). Pero la objeción a las posiciones de Mandel giró sobre la teleología latente de su expresión "capitalismo tardío", como si ésta fuera la última etapa imaginable o el proceso fuese una progresión histórica uniforme. (Mi uso del término pretende ser un homenaje a Mandel, y no particular-mente un presagio profético; como vimos, Lenin dice "superior", en tanto Hilferding, con más prudencia, simplemente la llama "jüngste", la última o más reciente, que naturalmente es preferible.)


jueves, 9 de julio de 2015

SAMIR AMIN. ¿SALIR DE LA CRISIS DEL CAPITALISMO O SALIR DEL CAPITALISMO EN CRISIS?

Cuaderno del CAUM nº 321


EL PRINCIPIO DE LA ACUMULACIÓN sin fin que define al capitalismo es sinónimo de crecimiento exponencial, y éste, como el cáncer, lleva a la muerte. Stuart Mill, que lo había comprendido, imaginaba que un “estado estacionario” pondría término a este proceso irracional. Keynes compartía este optimismo de la Razón. Pero ni uno ni otro estaban equipados para comprender cómo podía imponerse la superación necesaria del capitalismo. Marx podía en cambio imaginar el derrocamiento del poder de la clase capitalista, concentrado hoy en manos de la oligarquía.

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martes, 30 de junio de 2015

ALÍ AHMAD SAID. ADONIS. BAGDAD, TE SALUDO Y OTROS POEMAS

Alí Ahmad Said. Adonis. 1930

Alí Ahmad Said Esber, más conocido como “Adonis”, nació en Al Qassabin (Siria) en 1930. Durante su infancia trabajó en el campo. A los diecisiete años tuvo ocasión de recitar un poema delante del presidente de Siria, lo que le supuso el ingreso en la Universidad de Damasco, donde se licenció en Filosofía en 1954. El seudónimo “Adonis” lo eligió el propio Alí Ahmad, tras sufrir el rechazo de sus obras firmadas con el nombre real.
   En 1955 fue acusado de subversivo, siendo recluido en prisión durante seis meses por ser miembro del Partido Socialista Sirio. Posteriormente buscó refugio en Beirut, ciudad donde trabajó como periodista. Estudió en París a partir de 1960. Entre 1970 y 1985 ejerció como catedrático de literatura árabe en la Universidad de Líbano. Un año después fue nombrado profesor invitado en la Universidad de Damasco. En 1980 emigró a Paris para escapar de la guerra civil libanesa.
   Adonis es un poeta excepcional. Su poesía ha significado una verdadera revolución no solo en el ámbito árabe sino más allá.



 Bagdad, te saludo

I

Deja el café y bebe otra cosa
mientras escuchas a los invasores:

“Con la gracia del cielo
hacemos una guerra preventiva;
desde el Hudson y el Támesis
traeremos el agua de la vida
para hacerla fluir en el Éufrates y el Tigris”.

Una guerra contra el agua y los árboles,
contra los pájaros y los rostros de los niños.
De entre sus manos surgen lenguas de fuego
en forma de clavos de cabeza oval,
y en sus hombros resuenan
las palmaditas de los dioses.

El aire gime y llora
a lomos de un junco llamado tierra;
la arena se hace roja y negra
entre los tanques y las bombas,
entre ballenas que son misiles volantes,
en un tiempo improvisado por la metralla,
en volcanes espaciales que expulsan su líquida lava.

Oscila, Bagdad, sobre tu cintura transida de agujeros.
Los invasores nacieron en un viento que anda a cuatro patas
por gentileza de su cielo particular,
ese cielo que está preparando al mundo
para que lo engulla la ballena de su lengua sagrada.

En verdad, como dicen los invasores:
parece que este cielo-madre
sólo sabe alimentarse de sus propios hijos.
¿Pero también hemos de creer, invasores,
que los misiles tienen sello de profecía,
que la civilización se hace a golpe de residuo radiactivo?


 Una nueva ceniza vieja bajo nuestros pies.
Pero decidme, pies que andáis sin rumbo,
¿sabéis a qué abismo habéis llegado?
Nuestra muerte está al filo de las agujas del reloj;
nuestro pesar se dispone a clavar sus uñas
en la carne de las estrellas.
Ay de esta nación de la que somos:
una tierra que nada crepitante en incendios
donde los hombres arden cual leña seca.

Cuán hermosa eres, piedra sumeria,
tu corazón sigue latiendo con un Gilgamesh
que se dispone, de nuevo, a echar pie a tierra
para volver a buscar la eternidad de la vida;
pero, esta vez, su guía no será sino
un haz de polvo radiactivo.

Hemos cerrado las ventanas
tras limpiar los cristales con periódicos
que cifran la historia de la invasión.
Luego, hemos arrojado a las tumbas
nuestros vestigios de rosas.
¿Adónde vamos?
Ni siquiera el camino se cree ya nuestros pasos.


                                             II

Una nación entera está a pique de olvidar su nombre.
¿Y todo por qué?
¿Una flor roja me enseñó a dormir
en el seno de mi ciudad de letargo?

El asesino ha devorado la canción;
no preguntes pues, poeta:
a esta tierra sólo puede despertarla
el fuego de la rebelión.

Publicado en Al-Quds al-Arabi el 1 de abril de 2003



Canción

Te deletreo cuadro del terror
Leo tu largo desierto
Mi mañana que tiembla, y en mis mejillas
Las manchas de este cielo asesinado
Manchas de mis dos manos
Te deletreo, despierto el fuego en tu rostro,
Hago gritar a las letras avaras
Beso al lince y al cuervo
Beso a los muertos
Han despenado abandonaron su hierba y resucitaron
Como hormiga o libro
Acepto lavarles
Con mi mañana o con mi ayer
Yo digno de mí:
Me adelanto
E invento a los otros.

El Correo de la Unesco, Noviembre.1982



Canción a la contra-época

Si me atreviera, diría: las estrellas,
el cielo y su historia,
la gente y el lenguaje sólido
son cadáveres flotantes.

Si me atreviera, preguntaría:
¿A quién se quema ahora?
¿Qué alegra? ¿Qué se manifiesta?
¿Acaso dijo? ¿Acaso fue? ¿Acaso no?

Si me atreviera, cantaría
a las ciudades ocultas,
a la ceniza ensangrentada,
a la máquina devoradora,
y proclamaría: esto,
oh, tiempo, es una tierra
que se reproduce en cadáveres,
y un señor al que el crimen ha colgado
sobre sus arcos como amuleto.



Desiertos
(Fragmentos)

Las ciudades se deshacen
y la tierra es una locomotora de polvo.

Sólo el poeta sabe casar este espacio.
No hay camino hacia mi casa: estado de asedio,
las calles son cementerios.

Desde lejos, sobre su casa,
una luna ensimismada se cuelga
en los hilos del polvo.

Dije: "Este es el camino a mi casa". Respondió: "No,
no pasarás", y me apuntó con el fusil...
Está bien. Tengo en todos los barrios
amigos, y todas las casas del mundo.

Caminos de sangre.

Los evocaba un niño
y su amigo le susurraba:
No hay en el cielo
sino agujeros llamados estrellas...

Encontraron a seres en sacos:
el primero    sin cabeza
el segundo    sin manos ni lengua
el tercero     estrangulado
y el resto     sin forma y sin nombre.

- ¿Te has vuelto loco? Por favor,
no hables nunca de esto.

Una página de libros
por los que aparecen las bombas,
aparecen las profecías y los proverbios pasajeros,
aparecen los mihrabs, alfombra de letras,
caen, hilo tras hilo,
sobre el rostro de la ciudad
desde las agujas del recuerdo.

Del vino de la palmera a la calma de los desiertos...
a una mañana que pasa de contrabando sus entrañas
y duerme sobre el cadáver de los rebeldes...
calles, camiones para soldados y grupos...
sombras, hombres y mujeres...
bombas cargadas de plegarias,
de fieles y de herejes,
un hierro que supura hierro
y se desangra en carne,
campos nostálgicos de trigo,
hierba y hortelanos,
fortalezas que cercan nuestros cuerpos
y vierten sobre nosotros oscuridad,
la mitología de los muertos
que la vida dice y guía...
una palabra que es a la vez
víctima, sacrificio y todos los verdugos...
tinieblas, tinieblas, tinieblas...

Respiro, palpo mi cuerpo, me busco,
te busco, le busco a él y a los otros.
Cuelgo mi muerte
entre mi rostro y esta palabra: la hemorragia...

Pronuncia su nombre,
di: he dibujado su rostro.
Extiende los brazos hacia ella,
sonríe.
Di: una vez conocí la alegría,
una vez conocí la tristeza.

Verás
que aquí no hay patria...

La muerte ha cambiado la forma de la ciudad.


Esta piedra es la cabeza de un niño
y este humo es un suspiro humano.

Departieron con ella,
prolongaron la velada.
Ella sienta a la noche en su regazo
y palpa sus días
una hoja vieja.
Guarda las últimas imágenes
en sus pliegues.
Ellas palpan en su arena,
en un océano de chispas,
y sobre su cuerpo
hay un campo de gemidos humanos.

Semilla a semilla se esparce en nuestra tierra
y se conserva el secreto de esta sangre.
¡Oh, campos! Comed nuestros mitos.
Hablaré de un perfume en las estaciones
y de un relámpago en el espacio.

Plaza de la torre:
figura que susurra sus secretos
a los puentes rotos...

Plaza de la torre:
recuerdo que busca su estado
en el polvo y el fuego...

Plaza de la torre:
desiertos abiertos
que los vientos eligen y arrastran...

Plaza de la torre:
magia que ve cadáveres que se mueven.
Sus bordes están en los callejones,
sus siluetas están en los callejones
y se escuchan sus gemidos.

Plaza de la torre:
Oriente y Occidente,
los patíbulos alzados,
mártires y testamentos.

Plaza de la torre:
un grupo de caravanas,
hiel, leche y almizcle.
Las especias inauguran el festival.

Plaza de la torre:
grupo de caravanas,
trueno, explosión y relámpago,
y los torbellinos inauguran el festival.

Plaza de la torre.

He escrito la historia de esta época
con el nombre de este lugar.
Ahora soy un espectro
que vaga por un desierto
y acampa en una calavera.

El espacio es un límite que se debilita,
una ventana que se aleja,
y el día son hilos
que se cortan en mis pulmones
y cosen el cielo,
una piedra bajo mi cabeza,
todo cuanto he dicho de mi vida y de su muerte
se repite en su silencio.

¿Me contradigo? Es cierto,
ahora soy semilla
y ayer fui cosecha.
Estoy entre el agua y el fuego,
soy brasa y flor,
sol y sombra,
no soy señor.



¿Me contradigo? Es verdad...
Cerrada está la puerta de mi casa
y la oscuridad es túnica,
luna pálida que lleva en las manos
un puñado de luz.

Mis palabras no pueden
dirigir mi gratitud hacia ella.
Cerró la puerta,
no para encadenar sus alegrías
sino para liberar sus tristezas.

Todas las cosas que vendrán son antiguas.
Elige un amigo distinto de esta locura
y prepárate para permanecer apartado.

El sol no ha vuelto a despuntar:
se cuela en secreto
y oculta los pies en la paja.

Espero que la muerte venga una noche,
con una almohada en los brazos,
agotada con el polvo que cubre la frente del alba,
cansada de los suspiros de los hombres.

La noche cae
(es una página que había dado a la tinta,
a la tinta de la mañana que no ha venido).

La noche cae sobre el lecho
(el lecho preparado para el amante que no ha venido).

La noche cae sin ruido
(nubes, humo...).

La noche cae
(un ser en cuya mano hay un conejo o una hormiga).

La noche cae
(los muros del edificio vibran,
todas las cortinas son transparentes).

La noche cae (se oyen
estrellas mudas que la noche conoce
y los últimos árboles al final de la muralla
no recuerdan lo que el viento dice a sus ramas).

La noche cae
(entre las ventanas y el viento hay un susurro).

La noche cae
(una luz se filtra, un vecino se tumba desnudo).

La noche cae
(dos siluetas, un vestido abraza a otro vestido,
las ventanas son transparentes).

La noche cae
(es una mezcla. La luna de la noche
cuenta a los zaragüelles
las quejas de todos los amantes).

La noche cae
(reposa en su jarra llena de vino, no de arrepentidos.
Un hombre solo da vueltas por su cabeza).

La noche cae
(lleva algunas arañas que reposan para los insectos
que no atacan más que a las casas con luz).

¿Ha venido un ángel o son proyectiles,
llamadas? Todas nuestras vecinas
fueron a hacer la peregrinación y han
vuelto menos atrofiadas y más presumidas).

La noche cae
(entra en los pechos de mis días,
y nuestras vecinas son mis días).

La noche cae
(aquel sofá, aquella almohada, este pasaje
y esa morada).

La noche cae
(¿qué contamos? ¿Vino, sopa o carne?

La noche se esconde de nosotros, ávida de
sus vísceras).

La noche cae
(se divierte un poco con sus caracolas,
con una extraña paloma que ignoramos
de dónde vino y con insectos
que no vagan por las estaciones del libro
que escribe el semen de los animales
y las especies).

La noche cae
(¿trueno o alboroto de los ángeles que vienen en sus caballos?)

La noche cae
(delira y se revuelve en su vaso).

¿Quién me mostrará la estrella?

¿Quién me dará la tinta para escribir mi noche?

Ha escrito el poema:
(¿Cómo convencerlo de que mi futuro es un desierto?)

Ha escrito el poema:
(¿Quién moverá la roca de palabras que pesa
sobre mí?).

Ha escrito el poema:
(No eres de los nuestros si no matas a tu hermano).

Ha escrito el poema:
(¿Cómo comprender este lenguaje cazado
entre la pregunta y la poesía?)

Ha escrito el poema:
(¿Podrá el alba errante abrazar a su sol?)

Ha escrito el poema:
(Entre el rostro del sol y el horizonte hay
un equívoco).

Ha escrito el poema: (Que muera...).

Me fue concedido ser desgarrado,
ser dispersado en un bosque de fuego
para alumbrar el camino.


 Tiéndeme tu mano afectuosa,
devuélveme lo que tus noches le han quitado
a mi sangriento sol.

¡Oh amigo!

¡Oh fatiga!

Después de que el poeta desgarre el traje del tiempo
invitaré al viento y le mostraré el camino
para que sus dedos se tornen agujas
y cosa el espacio con los restos del tiempo.

No mueres porque seas un creador
o porque tengas este cuerpo.
Estás muerto porque eres el rostro eterno.

Sí.

Mis sueños tienen derecho a abandonar mi cuerpo,
y mi cuerpo tiene derecho a traicionar el insomnio que le frecuenta.

Invito al lobo
para que lave el espejo de los corderos:
han olvidado su imagen...

No hemos vuelto a encontrarnos.

No hay entre nosotros más que renuncia y exilio.

Las promesas han muerto, el espacio ha muerto.

Sólo la muerte
es encuentro.

Una flor sedujo al viento
para que trasladara su perfume.

Murió ayer.

Cada vez que anuncio:
Este es mi país que se aproxima
y ofrece sus frutos en una lengua próxima,
otra lengua me exilia
a otro país.

Los árboles se inclinan para despedir
a las flores que se abren, orgullosas,
ponen sus hojas boca abajo para despedir
a los caminos semejantes a zanjas,
entre suspiros y palabras se despiden.

Un cuerpo se viste de arena,
cae en su vagar para decir adiós.

Las páginas de amor de la tinta,
el alfabeto y los poetas dicen adiós,
y el poema dice adiós.

Toda esta certidumbre que he vivido se desvanece.

Todas estas antorchas de mis deseos se desvanecen.

Todo lo que había entre mí y la existencia
luminosa en mi hégira se desvanece.

Ahora comienzo desde el principio...

El asedio de Beirut www.poesiaarabe.com

Traducida del árabe por María Luisa Prieto

Fuente: Cuaderno de Poesía Crítica Nº 87.
Biblioteca OmegaAlfa. www.omegalfa.com