lunes, 9 de noviembre de 2015

CÉSAR RENDUELES. CAPITALISMO CANALLA

   


   Muchos políticos y científicos sociales intentan convencernos
de que la sociedad de mercado es la consumación de un impulso humano universal: los niños intercambian canicas, los trobriandeses, conchas, y hoy se negocian derivados financieros y derechos globales de emisión de gases de efecto invernadero. Es difícil exagerar hasta qué punto esta supuesta continuidad es engañosa. Casi todas las sociedades han conocido el comercio, sí, pero sólo
como una realidad marginal con un peso muy limitado en su vida en común. El mercado era un lugar concreto —la plaza del mercado— al que se acudía unos días concretos —los de mercado— a intercambiar unos pocos bienes.
   En realidad, vivimos en una civilización única en la historia. Por primera vez una inmensa cantidad de personas basamos nuestro sustento material y nuestra organización social en la práctica generalizada de tratar de obtener ventaja de los demás. No en los estadios, sino en los mercados de trabajo, inmobiliarios, de alimentos, de transporte, culturales, energéticos... Cada mañana, al salir de casa, nos enfrentamos a personas a las que tratamos de
vencer en una sucesión sin fin de desafíos comerciales: venda caro, compre barato. La historia de la modernidad es, en primer lugar, la crónica de la subordinación de toda nuestra vida social a las relaciones comerciales. No fue un proceso automático o inesperado, sino el resultado de luchas políticas desesperadas y aún en curso.

1 comentario:

  1. El comercio es una actividad necesaria y útil, siempre que no produzca interés para quienes la practican. Ese es el objetivo actual en este campo, de toda propuesta de cambio. Esa meta sólo se conseguirá si toda la sociedad se organiza de forma colectiva, hecho perfectamente posible con la herramienta informática. De hecho, es lo que hacen los colectivos empresariales –ellos hace ya muchos años que trabajan asambleariamente y de ahí los productos FMI y BM en 1948- para decidir la sumisión de los pueblos. Sólo tenemos que aprender a hacerlo de forma masiva.
    El 15M sostiene en alguno de sus millonarios escritos, que lo que puede llegar a suceder, es que la capacidad craneal de los humanos, aumente para solucionar los complejos problemas derivados del trabajo colectivo. Eso indicaría que se trata de un ordenamiento superior al actual y que por ello mismo, necesita de la participación de todas las capacidades para transformarlo en algo cotidiano.
    Pier Paolo Passolini dejó escrito: “La única frontera que existe, es la de los pobres con los ricos.” Pues, a derribarla.
    ¿Sabéis que ya no hay desahucios en la Comunidad de Valencia? Pues eso.
    Un besoabrazo, Ernesto 15M.

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